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Venezuela Abroad , es un proyecto que nace de la necesidad de contar al mundo historias reales de migración. Historias protagonizadas por personas comunes y corrientes, que por motivos que todos conocemos, tomaron la decisión de empacar sus maletas e irse de Venezuela. Por lo general, en las redes sociales se nos muestra la cara amable de la migración. Vemos sonrisas y abrazos enmarcados en los lindos callejones de París o en la selva de concreto Neoyorquina. Hemos visto los hermosos paisajes en Lima y también las maravillas arquitectónicas en Barcelona. Pero, seamos honestos, salir a pasear no es la realidad de un inmigrante la mayor parte del tiempo. La migración es un proceso difícil para la mayoría, puesto que implica desprenderse de todo lo conocido y emprender un salto al vacío que algunas veces resulta, pero otras tantas no. Es por eso que considero necesario el difundir cómo es en realidad el día a día de un venezolano en el exterior. Saber que hay detrás de las foto
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Las dos realidades que vivimos los inmigrantes

Nombre: CM Edad: 35 años País: Estados Unidos Llegué a Estados Unidos a finales del año 2009. Vine a Miami a estudiar una especialización en la Universidad y me quedé en esa ciudad por seis años. Comencé con una visa de estudiante, luego obtuve una de trabajo, y finalmente la residencia permanente. Mi esposo y yo decidimos mudarnos a Los Ángeles, buscando mejores oportunidades de crecimiento profesional y nuevas experiencias a nivel personal. En el 2017 me tocó ir a Venezuela por circunstancias nada agradables. Mi mamá estaba convaleciente luego de una neumonía que casi le cuesta la vida. Tenía dos años sin ir Venezuela y esta vez estaba horrorizada por el empeoramiento en la calidad de vida.  Estaba lavando los platos luego del almuerzo. El agua no había llegado en cuatro días, así que usaba lo mejor posible el agua contenida en una cubeta. Tome mi teléfono y abrí la aplicación de NRP, la radio publica de Estados Unidos, como tantas veces hacía desde mi hogar en Los Angeles, C

A pesar de todo, valió la pena emigrar

   Nombre: Mina (Venezuela Abroad se reserva el derecho de asignar nombres ficticios a las historias publicadas) Edad: No indica País: No indica Llegué un 23 de Septiembre de 2012 junto a mi marido y mi hijo menor. El mayor, se había venido unos meses antes a la casa de mi hermana, quien nos dio cobijo junto a su marido y su niña.  Afortunadamente vendí todo lo que tenia en Venezuela y pude traer algo de dinero, así que con entusiasmo, mi esposo y yo empezamos la búsqueda de qué hacer. Al poco tiempo, nos topamos con un letrero que decía “SE TRASPASA”. Era un local inmenso que antes había una bocatería y llamé. Me vendieron ese negocio como lo mejor de lo mejor. En poco tiempo podría triplicar la inversión que haría. El mismo dueño de la bocatería tenía una panadería que también nos la traspasó volviéndonos a decir que le generaba una buena cantidad de dinero. Nosotros felices de haber decidido invertir nuestro dinero ahorrado de muchos años en esto. Nos quedamos sin ahorros.

En Panamá hemos encontrado tranquilidad y seguridad

Nombre: Yon Edad: 30 País: Panamá Llegué a Panamá hace dos años junto con mi esposa y nuestros dos hijos, en plena época en donde el desprecio hacia los venezolanos estaba en su apogeo. No me atrevo a decir que era xenofobia, porque esa palabra tiene implicaciones más graves, pero sin duda alguna no éramos bienvenidos en este país. Había una opinión generalizada de que el venezolano era déspota y arrogante, en realidad esa no es la impresión que tengo de mi propio gentilicio y tampoco forma parte de los valores que me enseñaron en mi casa. Por tanto decidí que iba a dar lo mejor de mi a este país y a esta gente, para poder demostrar que los venezolanos no somos malos. Tomamos la decisión de venir para acá porque aquí tenemos familiares, tanto mi esposa como yo, y ya conocíamos de fuentes cercanas como era la calidad de vida y las oportunidades que teníamos aquí. Ambos somos graduados en administración de empresas, y siendo esta una carrera que no estaba reservada sólo para pan

Emigrar no estaba en mis planes, pero el destino cambió

Nombre: D.C. Edad: 45 País: Estados Unidos de América. Por medio de estas líneas les contaré resumidamente mi experiencia de como tomé la decisión de venirme a Estados Unidos. Mi motivo principal fue acompañar a mi madre en su proceso de partida de este plano, debido a la lucha sostenida durante quince años con cáncer y su posterior metástasis. A finales del 2017 los médicos solo le daban 1 mes de vida.  El 16 de Enero 2018 me despedí de mis afectos en Venezuela (Hijo, Novia, Padre, la madre de mi hijo y su núcleo familiar), me vine con unas preponderantes muy vagas, totalmente distintas a las que hoy tengo. Jamás imaginé que con el tiempo las circunstancias iban a cambiar como lo han hecho hasta hoy. Mis expectativas básicas eran aprender inglés o ampliar un poco los escasos conocimientos que tengo y tal vez conseguir un trabajo para regresar a Venezuela con algo de dinero en unos cuatro meses.  En migración en Miami me dieron permiso sellado por 6 meses y la funcionaria m

Esperando poder reencontrarme con mi familia

Nombre: J.J. Edad: 30 País: Chile Llegué a Santiago de Chile el 13 de Marzo del 2018. Desde entonces estoy viviendo en casa de mis primos que ya tienen dos años aquí. Mi esposa y mi hija de tres años se quedaron en Venezuela ya que no teníamos los medios económicos para venirnos todos de una sola vez. Yo me vine con la maleta cargada de sueños pero también de tristeza por dejarlas, incertidumbre de no saber cuándo nos volveríamos a ver y la inmensa responsabilidad de trabajar y conseguir reunir el dinero para que esa separación no fuera tan larga. Todos los días me he levantado y acostado con la preocupación de saber que mi esposa está sola con la niña en Venezuela, donde conseguir lo más básico como es la comida o tomar un bus hasta la casa, es una verdadera odisea. Me he sentido culpable, pero eso sólo ha hecho que mi nivel de compromiso se eleve, por ellas dos. A los pocos días de estar aquí hice unos contactos que me llevaron a trabajar en Uber, aprovechando que aún como turist

Agradeciendo lo más sencillo

Nombre: Angela  Edad: 34  País: Argentina  El 19 de Marzo de 2018, pisé por primera vez tierra Argentina. Buenos Aires se ha convertido en mi centro de admiración todos los días y siempre eso es importante para volver a enamorarte. "Admirar"... así como aún admiro, al cerrar los ojos, el majestuoso Cerro Ávila.  Han sido unos meses de aprendizaje en varios sentidos. Los primeros tres meses fueron muy difíciles. A las dos semanas de estar aquí conseguí un empleo, a Dios gracias, en un restaurante en donde al menos cinco venezolanos por día dejaban sus hojas de vida. Terminaba mi jornada de trabajo a las cuatro de la mañana (algunas veces antes) y de regreso a casa lloraba por extrañar a mi mamá, sobre todo en el mes de mayo.    Llegamos a casa de un familiar que nos recibió amablemente en un apartamento donde ella y su familia vivían, junto con otros venezolanos, llegamos a ser once en el mismo lugar. Le alquilamos una habitación que tenía el techo y las paredes negra

Cuando la mejor opción es regresar

Nombre: Pina Edad: 34 País: Panamá   Mi esposo y yo decidimos irnos a Panamá ya que él, desde hacía varios años, tenía como proyecto hacer una pequeña inversión allá con unos parientes. Hace tres años fuimos un par de veces para explorar ciudad de Panamá y comenzamos a hacer los trámites legales. El proceso de hacerse legal en Panamá entonces era muy caro, engorroso y burocrático. En promedio necesitabas unos 3000 dólares por persona y al menos 8 meses, para obtener residencia y luego permiso de trabajo. En Panamá la residencia no da derecho a trabajar, son trámites separados que tienes que hacer uno detrás del otro. Todos los trámites tenían que hacerse mediante un abogado Panameño con idoneidad. El abogado cobraba no menos de 1000 dólares de honorarios por tramitar legalmente una residencia. En aquél momento habíamos podido ahorrar dinero suficiente y decidimos proseguir con todo, a pesar de lo caro. Panamá me gustó a primera vista, me impresionó la modernidad de los edificio

Superando las incomodidades

Nombre: Carlota  Edad: 25  País: Chile  Me vine a Chile en Noviembre de 2017 cuando todavía se podía solicitar la visa con contrato de trabajo estando aquí (cuando sacaron la visa de responsabilidad democrática eliminaron esta opción). Solicité la visa de residente por oferta laboral gracias a una vieja amiga de mi familia que tiene una Pyme en Santiago. Soy TSU en administración pero todavía no he logrado conseguir un trabajo en mi área. He tocado todas las puertas posibles en Santiago, pero hasta ahora nada ha salido. Por el momento trabajo en una gran cadena de supermercados. Ahí he recibido muy buen trato de mis compañeros de trabajo, me gusta el ambiente aunque el sueldo es a penas suficiente. He conocido muy buenas personas acá y aunque todavía me cuesta un poco entender la forma de hablar del chileno, me he ido acostumbrando poco a poco. Si hay algo a lo que me ha costado adaptarme es al clima, extraño la estabilidad del clima en Venezuela, el olor y el sabor de la comi