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A pesar de todo, valió la pena emigrar

  
Nombre: Mina (Venezuela Abroad se reserva el derecho de asignar nombres ficticios a las historias publicadas)
Edad: No indica
País: No indica

Llegué un 23 de Septiembre de 2012 junto a mi marido y mi hijo menor. El mayor, se había venido unos meses antes a la casa de mi hermana, quien nos dio cobijo junto a su marido y su niña. 

Afortunadamente vendí todo lo que tenia en Venezuela y pude traer algo de dinero, así que con entusiasmo, mi esposo y yo empezamos la búsqueda de qué hacer. Al poco tiempo, nos topamos con un letrero que decía “SE TRASPASA”. Era un local inmenso que antes había una bocatería y llamé. Me vendieron ese negocio como lo mejor de lo mejor. En poco tiempo podría triplicar la inversión que haría. El mismo dueño de la bocatería tenía una panadería que también nos la traspasó volviéndonos a decir que le generaba una buena cantidad de dinero. Nosotros felices de haber decidido invertir nuestro dinero ahorrado de muchos años en esto. Nos quedamos sin ahorros. Todo nuestro capital estaba invertido al igual que el tiempo que le poníamos a cada negocio, casi sin actividad social. Pasaron los días , los meses y nada que se hacia dinero en la bocatería, tuvimos que cerrarla.

Mi marido sin trabajo y yo bregando en la panadería, junto con mi hijo mayor. Él es uno de mis mayores regalos de vida. A su corta edad se encargó de todo cuando yo salí enferma con cáncer de mama. Recibiendo quimios y radios, lo que conlleva a pasarla de lo peor. Con graves problemas económicos y aunado a que mi marido no conseguía trabajo, nuestra relación de pareja tuvo muchos problemas, pero a pesar de eso, nunca me dejo sola. Pasaba el tiempo y decidimos cerrar también la panadería ya que nos comían los impuestos. Pasada mi época del cáncer y ya terminando las radios, empezamos a movernos para ayudar a mi marido a buscar trabajo (por internet y a través de conocidos) de lo que fuese.

Finalmente consiguió empleo en una empresa española, pero fuera del país y viene a vernos cada 3 meses, llevando así casi 4 años. Sin embargo, cada día le doy gracias a Dios por haber decidido irnos de Venezuela, si no, no sabría qué hubiese pasado con mi vida allí. No he dicho que haya sido un camino fácil, pero nunca perdimos la fe y la ayuda moral dentro de nuestra familia. Así que si te es posible, publícalo pero en anonimato ya que no es para darme a conocer sino para que cada uno se dé cuenta, que en la vida vale la pena luchar así caigas en lo mas profundo.

Un gran abrazo a cada Venezolano que se ha atrevido a cruzar la frontera.
  
Tomado del Blog Diaspora Venezolana con autorización de Diaspora Venezolana a través de Instagram.)))

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