Nombre: Angela
Edad: 34
País: Argentina
El 19 de Marzo de 2018, pisé por primera vez tierra Argentina. Buenos Aires se ha convertido en mi centro de admiración todos los días y siempre eso es importante para volver a enamorarte. "Admirar"... así como aún admiro, al cerrar los ojos, el majestuoso Cerro Ávila.
Edad: 34
País: Argentina
El 19 de Marzo de 2018, pisé por primera vez tierra Argentina. Buenos Aires se ha convertido en mi centro de admiración todos los días y siempre eso es importante para volver a enamorarte. "Admirar"... así como aún admiro, al cerrar los ojos, el majestuoso Cerro Ávila.
Han sido unos meses de aprendizaje en varios sentidos. Los primeros tres meses fueron muy difíciles. A las dos semanas de estar aquí conseguí un empleo, a Dios gracias, en un restaurante en donde al menos cinco venezolanos por día dejaban sus hojas de vida. Terminaba mi jornada de trabajo a las cuatro de la mañana (algunas veces antes) y de regreso a casa lloraba por extrañar a mi mamá, sobre todo en el mes de mayo.
Llegamos a casa de un familiar que nos recibió amablemente en un apartamento donde ella y su familia vivían, junto con otros venezolanos, llegamos a ser once en el mismo lugar. Le alquilamos una habitación que tenía el techo y las paredes negras por la humedad inclemente de esta ciudad y el descuido de los dueños del apartamento que no se han hecho responsables por esa situación. Primero dormíamos en un mueble, luego yo me pasé a un colchón prestado y mi pareja dormía sobre mi mat de yoga. Después conseguimos un colchón inflable que una noche nos dejó en el suelo, luego de acercarnos demasiado a la estufa para calentarnos durante el primer invierno. El colchón quedó inservible. La frustración nos invadía, pero para aliviar el desespero, ese mismo día fui a una mueblería cerca y con lo que había ahorrado de mis propinas en el restaurante, compré lo más económico que había: dos colchones individuales que luego unimos con una sábana grande que me regaló la argentina encargada del restaurante donde trabajaba.
Estos han sido meses en donde anhelaba levantarme de una cama rica. La experiencia en ese apartamento donde vivimos los casi cuatro primeros meses fue difícil en muchos aspectos. Los días feriados evitábamos estar en la casa porque no nos gustaba estar con todas esas personas allí, no nos gustaba la música que oían, en fin.
Comenzamos a buscar para donde mudarnos, entre un millón de opciones, pero aquí piden garantía de propiedad y si no es tuya tiene que ser de un familiar, y no contábamos con nada de eso. Hay algo que se llama Finaer, que al contratarlos, ellos te dan la garantía, pero tienes que pagar un porcentaje alto y nosotros estábamos cortos de dinero. Entonces el dueño del apartamento en donde vivimos actualmente confió en nosotros y nos alquiló con sólo un mes de depósito y uno de adelantado. El dinero lo conseguimos prestado con los dueños de la empresa en donde estaba trabajando mi novio. Tuvimos que hacerle varias reparaciones al apartamento el primer mes, pero en la actualidad estamos super cómodos.
Hoy celebro poder adquirir mi cama con la liquidación del otro empleo que comencé en junio y recién terminé ahora en noviembre. En ese trabajo no ganaba el mejor sueldo, pero me ayudó a mantenerme estos meses y además estaba ejerciendo lo que estudié. Todo esto me enseñó el valor de lo básico, sencillo y simple que todos debemos tener. Agradezco todas las noches el poder dormir bajo un techo limpio y sobre una cama acogedora.
Condición de Legalidad: Residente
Condición de Legalidad: Residente
Tiempo en el extranjero: 9 meses
Emigró en pareja
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